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¿Por qué es tan importante la vitamina C?

Corte de una naranja que hace alusión a la vitamina C.

La vitamina C es, sin duda, la vitamina más importante pues está implicada en prácticamente la totalidad de los procesos celulares, desde los relacionas al sistema inmunitario hasta los procesos de reparación tisular. A pesar de su enorme importancia, la vitamina C no puede ser sintetizada por los humanos y dependemos totalmente de su consumo para tener niveles adecuados en nuestro organismo. Tampoco la podemos almacenar, lo que necesitamos consumirla de forma regular para evitar su carencia. En aquellas situaciones donde se incrementan los procesos celulares existe un significativo aumento de la demanda de vitamina C y si no la ingerimos de forma regular y generosa pronto entraremos en un estado de carencia de dicha vitamina. Por eso en determinados procesos mórbidos como, por ejemplo, el cáncer, las enfermedades autoinmunes, las infecciones, los grandes traumatismos, las enfermedades cardiovasculares, la ansiedad, la depresión, entre otros, los requerimientos de vitamina C son tan altos que ni con un consumo regular podemos satisfacerlos. Es en esas ocasiones donde se hace necesaria su aplicación endovenosa.

 

Por otro lado, fuera de su rol terapéutico, la vitamina C es, sobre todo, excelente en su papel de prevención. Como está muy relacionada al metabolismo del colágeno, permite que las estructuras del tejido conectivo en la piel, las articulaciones, las arterias, los tendones, los músculos y los órganos internos mantengan una fisiología adecuada a lo largo del tiempo, previniendo su degeneración y manteniéndolos “más jóvenes”. Como está estrechamente relacionada al sistema inmunológico, permite que el organismo esté preparado para resistir la invasión de los agentes infecciosos, con lo que se hace menos probable que la persona adquiera una neumonía, una bronquitis, una gastroenterocolitis, etcétera, lo que es sobre todo importante en los grupos de riesgo, como los ancianos. También es excelente para prevenir el cáncer y dicha prevención la realiza de dos maneras: una, a través de la regulación de las células defensivas encargadas de eliminar las células displásicas que podrían convertirse en cáncer y, la segunda, a través de su gran efecto antioxidante, eliminando del organismo a los agentes oxidantes, tan deletéreos para las células y los genes.  Por su significativo efecto antioxidante ayuda, además, a mantener una salud física adecuada, pero es igual de importante para la salud mental. Los estados de depresión y ansiedad se producen por la ruptura del equilibrio emocional que tiene relación con un sustrato físico en la interacción neuronal que necesita un microambiente adecuado. Así, la vitamina C previene el empeoramiento de las enfermedades mentales.

 

Así mismo, a diferencia de los productos terapéuticos con acción farmacológica, la vitamina C no tiene efectos secundarios relevantes al ser una molécula farmacológicamente inactiva. Incluso en dosis muy altas, no se han encontrado efectos secundarios mayores, por lo que la adherencia de los pacientes es alta. Sin embargo, siempre se recomienda que su uso sea bajo supervisión médica, en especial en la aplicación endovenosa, tanto para determinar la dosis requerida en cada paciente en particular como para monitorizar la evolución del paciente.

 

Escrito por los profesioanles de INM. Derechos Reservados.

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