Los edulcorantes son sustancias que edulcoran, es decir que tienen la capacidad de endulzar. Se encuentran entre los aditivos alimentarios más utilizados en todo el mundo.

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Tenemos a los que aportan calorías, que pueden ser naturales (sacarosa, glucosa, fructosa, maltosa, miel, etc.) o artificiales (sorbitol, manitol, glicerol, etc.). Además tenemos a los que no aportan calorías que pueden ser naturales (estevia, pentadina, etc.) o artificiales (sucralosa, aspartame, sacarina, etc.).

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Todas las personas a manera de llevar una dieta saludable deben consumir alimentos bajo en azúcares. Para las personas con algún factor de riesgo como sobrepeso, obesidad, dislipidemia, hipertensión arterial, intolerancia a la glucosa, diabetes mellitus, que tengan familiares de primer o de segundo grado con enfermedad cardiovascular deben suspender el consumo de azúcares, y mientras eliminan la necesidad de sentir el dulce en las comidas pueden utilizar edulcorantes con moderación y orientados a finalmente su retiro total.

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Los edulcorantes no solucionan el sobrepeso y la obesidad. Su consumo desmedido y crónico podría traer implicancias desfavorables para la salud de las personas. Entre las alteraciones más importantes destacan la alteración de la microbiota intestinal a nivel de su composición y función, con lo cual impulsa el desarrollo de intolerancia a la glucosa. Además estimulan el apetito, aumentando antojos por carbohidratos con lo cual promueven el almacenamiento de grasa y la obesidad.

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En conclusión, para la población general se recomienda el escaso consumo de azúcar. En las personas con algún factor de riesgo como los mencionados líneas arriba se debe eliminar el consumo de azúcar de la dieta y el consumo de edulcorantes deberá ser moderado y encaminado al retiro.

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