Diabetes y verano
En el verano la temperatura y la humedad aumentan. Una de las poblaciones más vulnerables son los pacientes diabéticos. Cuando la temperatura se eleva (mayor de 27°C) el paciente diabético está en riesgo de deshidratación, agotamiento por calor y problemas en sus pies si no tiene los cuidados adecuados.
Cuando el verano empieza es la época donde el paciente diabético debe cuidar más sus pies. Si la diabetes está mal controlada una de las complicaciones es la neuropatía diabética, ésta hace que el paciente pierda sensibilidad y una de las extremidades más afectadas son los pies. En verano se suelen mantener los pies al descubierto, y con menos sensibilidad, puede que el paciente no sienta alguna lesión (corte, ampolla, etc.) que si no se trata puede complicarse. En el calor los pies sudan, por lo cual se debe asegurar que los pies estén secos y protegidos. Nunca se debe caminar con los pies descalzos y siempre revisar al final del día todos los días si se tiene alguna herida.
El paciente diabético debe tener una dieta variada y balanceada. Priorizando los alimentos en base a pescados y aves. Además siempre acompañarlo de una buena porción de vegetales. Debe comer regularmente a la misma hora y nunca obviar alguna de sus comidas. Es importante que las frutas se coman enteras, respetando las porciones. No bajo la forma de jugos o extractos. Se debe tomar agua con regularidad, sobre todo en verano. Un buen vaso de agua 10 minutos antes de sus comidas principales reducirá el apetito. Si se come fuera de casa, elegir siempre los alimentos más sanos, como pescado o pollo asado, ensaladas y frutas. Evitar postres y productos fritos. Además nunca olvidar que junto con la dieta se debe practicar una rutina diaria de ejercicios de por lo menos 30 minutos al día. Puede caminar, trotar, correr, bailar, entre otros.
Si el paciente diabético es usuario de insulina no debe exponerla al sol, sino más bien debe mantenerla entre 2-8°C. En la playa se debe mantener la insulina en una nevera portátil, pero no directamente sobre el hielo.
Si el paciente es insulinorrequiriente, el calor y el nadar pueden hacer que la insulina se absorba más rápido en el cuerpo. Así que su médico endocrinólogo debe ajustar las dosis, las comidas y los líquidos que el paciente debe recibir. El paciente debe medir su glucosa con mayor frecuencia para así llevar un control más preciso. Además si acude a la playa, el paciente diabético, debe usar calzado adecuado para la arena y el agua, que sea seguro y cómodo.
El calor también puede afectar los medicamentos y los accesorios de lectura de glucosa, para lo cual el paciente debe revisar las etiquetas de sus medicamentos para saber a qué temperatura mantenerlos o consultar con su médico endocrinólogo tratante.
Recordar que ante todo lo más importante es la prevención de complicaciones y ante cualquier duda debe consultar con su médico endocrinólogo, pues llevando un control adecuado se puede disfrutar de esta época del año con buena salud.
El Dr. Erick Flores es médico endocrinólogo con experticia en el manejo de la diabetes y sus complicaciones.
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